Llevaba tiempo queriendo abordar este tema, por lo que me toca directamente, y porque había leído algo sobre ello este verano que, por fin, me pareció cabal, frente a todas las sandeces que retumbaban últimamente a mi alrededor.
Esta mañana, buscando sobre ello en la red, he dado con este fantástico artículo de Ramón Muñoz para El País. La verdad es que me queda poco que añadir y prácticamente suscribo todo que dice, porque leerle ha sido casi como si las palabras brotaran de mí misma (pero con más estilo y rigor, claro…).
Al leerlo han resonado en mi cabeza frasecitas del tipo “hombre, a peor no vamos a ir, así que si no vamos a mejor, a malas, nos quedaremos como estamos”, muchos de cuyos defensores ahora pronuncian el “¡¡¡virgencita, virgencita…que me quede como estoy!!!”. Algunas de esas personas han perdido su empleo, otros han cambiado de trabajo a un puesto de menos categoría profesional, amén de un sueldo inferior, a algunos les han subido las hipotecas y a casi todos el agua, la luz y el gas. Otros hemos pasado por cursos de formación con prácticas no remuneradas, nos hemos reciclado en idiomas y dios sabe qué otras materias. Incluso hemos pasado por el desgaste psíquico y físico de una oposición….Y aquí seguimos; igual…o peor. Sí, peor. Y por mucho que pensemos que las cosas van a ir mejor, por mucho que adoptemos una postura de optimismo, por mucho que incluso nos visualicemos cada día en una situación mejor y de verdad hagamos fuerza con los ojos repitiéndonos “voy a encontrar un buen trabajo, voy a curarme, voy a encontrar al hombre de mi vida, voy a quedarme embarazada…etc”, oye, no sé qué pasa, pero nada, no surte efecto.
¿Cómo es posible? Pero ¿no nos habían dicho que ser optimistas y creer en que las cosas realmente ocurrirán, es el fundamento que comienza a mover el engranaje? Pues no, al menos no necesariamente. Está claro que si no sales a menudo y procuras relacionarte con gente nueva, es improbable que el hombre de tu vida llame a tu puerta de casa, pero por mucho que aceptes invitaciones a fiestas, saraos, cenas e incluso estés abierto a citarte a ciegas…el hombre de tu vida puede no llegar, igual que el trabajo de tu vida, la casa de tus sueños o el ansiado churumbel.

Estoy pensando, sobre todo, en lo que el artículo menciona con respecto al cáncer, cómo se ha extendido la idea de que con fuerza de voluntad y ganas de superación uno puede “ganarle la batalla”, como si la metástasis de un tumor fuera una cuestión de optimismo, y las células tumorales se plantearan si estás lo suficientemente motivado contra la enfermedad antes de seguir reproduciéndose… Puede sonar un poco fuerte pero, señores, la gente muere por enfermedades, y si muchos no lo hacen (cada día menos afortunadamente), no es gracias a sus ganas de vivir, sino a los fantásticos avances científicos y tecnológicos. ¿O acaso los que mueren son entonces culpables de no haber puesto empeño suficiente en su curación?

Pero claro, según todos estos rolleros charlatanes del pensamiento positivo, no somos más que unos escépticos, y ese escepticismo es precisamente lo que frena nuestras posibilidades, nuestro avance y nuestra felicidad… ¿iremos también al infierno?
![]() |
Por cierto, me encanta esta viñeta, pero he olvidado de dónde la saqué...uupppsss. ¡¡¡FELIZ SEMANA A TODOS!!! |