No sé si es porque no soy de costa y lo tengo muy idealizado... pero es increíble el poder relajante que el mar tiene sobre mí.
Es como si me reconciliara con el mundo... sólo escuchando las olas y mirando la espuma colarse entre las piedras.
Da igual la temperatura exterior... si hace sol, el color del agua te llama. Lo ves ahí abajo y no puedes evitar imaginarte saltando como un delfín... o cual sirena de Waterhouse...
Y lo mejor de todo, es que sólo tengo que dar un paseo para poder disfrutar de semejante espectáculo. Esto son privilegios y lo demás son tonterías...
FELIZ COMIENZO DE SEMANA
La isla de Ízaro?
ResponderEliminarUiiiisssssss...casi, casi... ésta es más pequeñita, menos famosa y toca atlántico ya...
ResponderEliminarPero justamente enfrente de la de Ízaro me casé :)