Este verano, a pesar de estar muy ocupada y no haber tenido apenas vacaciones, me angustiaba qué hacer cuando terminara la etapa que cerré el primero de Octubre, si lanzarme a más cosas en esa dirección, si girar a otros lados... y lo que me preocupaba mucho en el fondo, como cada año, era tener una ocupación. La vida de un parado desempleado exige tener que inventarse buscarse actividades, quehaceres, algunos...digamos... objetivos o retos míninos que vayan más allá de las tareas hogareñas, el cuidado de otros o las aficiones. Al menos para quienes, como yo, no estamos mentalizados para esta situación, y ni mucho menos a gusto en ella.
Pues al final... las dos cosas, me he lanzado a seguir en la misma dirección, y eso es un compromiso muy fuerte y muy demandante para los próximos tres o cuatro años, y también me he metido un poco de caña con la vertiente idiomática, que nunca he abandonado, pero que la voy a sacudir requetebién de aquí hasta primavera.
No llegaré tan tarde a casa como el curso pasado a esas pedazo diez de la noche, pero tendré que madrugar más. Tupper en ristre día sí día también, más portátil, libros, bolso... autobús, tren, coche... ¡¡un mix de lo más variopinto!!
A ver cómo llego a navidad...
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