A raíz de un par de posts que nada tienen que
ver entre sí… he estado repensando en
esto del mundo blogueril. Que tiene un punto tontorrón, pretencioso y, a veces,
vergonzantemente egocéntrico… ya lo sabíamos… bueno, casi partíamos de ahí. Uno
se hace algo así como una página de
intrené más o menos a su gusto, y en ella cuenta y cuelga lo que se le pasa
por la sobaca mora… aproximadamente (huelga especificar dentro de qué limites
descansa el “aproximadamente”…).
Y los demás miran.
Algunos, en la mayoría de los casos, los
menos…, participan, comentan, conversan, comparten, discuten…
Se leen muchísimas sandeces en los blogs,
amén de las que se arman a tenor de algunos comentarios. Éstos suelen ser
comentarios de anónimos, que apostados precisamente en ese anonimato que da la
red, aprovechan para poner a caldo al autor de turno. Yo, como muchos, pienso… ¿y si no te gusta el contenido del blog… por
qué lo lees? ¿y si te ofende… por qué no lo dices abiertamente exponiendo los
motivos? Pero claro, de todo hay en la viña del señor…
Hay blogs en los que se comparte una
determinada habilidad, como por ejemplo yo con las recetas, simplemente porque
crees que lo haces bien, disfrutas con ello, disfrutas mostrándolo y disfrutas
compartiéndolo. Quizá como cuando eras niño y enseñabas a tus padres un dibujo
del que te sentías especialmente orgulloso. Puede que tenga un punto de
vanidad, pero el afán de compartir eso que tú haces bien (o que crees que haces
bien), y de ser útil a otros, le da, me parece a mí, otra dimensión.
Los blogs tipo diario, que en principio
pudieran no parecer especialmente útiles (salvo para quien los escribe), sino
quizá sólo entretenidos, a veces también poseen esta dimensión que va más allá
de la simple mostración narcisista. Son los que no se quedan en “éste soy yo ¿a que molo?”.
Luego están los blogs de mira-qué-guay-es-mi-vida, mira-cómo-me-lo-paso, mira-qué-bien-me-lo-monto,
mira-qué-chupi-soy y mira-qué-tipo-tengo… A mí estos blogs me parece que no
aportan nada, al menos no a mí, pero está claro que al que le gusten… tiene
hectáreas, y hectáreas, y hectáreas… de terreno abonado para el disfrute.
Una de las entradas que me hizo pensar un
poco en esto de los blogs como otra fuente más de “borreguismo social” fue éste de Intersexciones, en cuyo final se plantea la
necesidad que tenemos, no ya de mostrar lo que somos, sino de copiar para
construir nuestra identidad. Está claro que todos copiamos y bebemos de múltiples
fuentes, pero sí es verdad que últimamente parece haber una escasez un poco
bochornosa de originalidad.
Hablaba el otro día con mi hermana sobre cómo
muchos padres (la gran mayoría, de hecho) hacen de sus hijos fotocopias de sí
mismos: les visten igual, les peinan igual y esperan que actúen como ellos y desarrollen
sus gustos (aunque se nieguen a reconocerlo…). Luego comentábamos lo aburrido
que se estaba haciendo ir de tiendas, porque todas nos parecían igual, en todas
dábamos con las mismas prendas, colores, cortes… También hablaba con otra de
mis hermanas, hace ya tiempo, de un tipo
de chicas que se empeñan en parecerse exageradamente a un patrón que idealizan,
a una musa, incluso a costa de “afearse”. Nos referíamos, en este caso en concreto,
a la obsesión de algunas por emular el estilo de Audrey.
Y claro, yo me pregunto si esto del mundo
blogueril no estará contribuyendo a esta tendencia copiona y a esa falta de
originalidad. Uno cuelga lo bien que le ha ido con una marca de pintauñas, y
allá que vamos todos detrás a ver si es verdad que da tan buen resultado. Otro
cuelga su look de hoy con una falda monísima, y allá que va una tropa a agotar
las existencias. En equis sitio se pone por las nubes tal restaurante o destino
vacacional y uno empieza a plantearse si no sería buena idea visitarlo, a tenor
de las fotos tan fantásticas que nos devuelve el monitor. Y así ad infinítum…
O sea que… ¿¿por si no teníamos ya bastante con las revistas, la publicidad, el cine,
los escaparates… ahora también tenemos los blogs…??
Yo
espero que no, que esto sirva para otra cosa, pero lo cierto es que…me da qué
pensar… ¿a vosotros no?
Pues puede ser que si, la verdad que no me habia parado a pensarlo.
ResponderEliminarYa sabes de que va el mio, y claro leo cosas afines al mio porque asi aprendo mas cosas.
Si es cierto que seguimos una tendencia, pero bueno como en todo supongo, una tendencia educativa, una filosofia de vida...
Yo me quedo con lo de compartir, hay productos que yo no sabía ni que existían, que los he probado y me han encantado. Por ejemplo una crema, vas y te gastas la pasta a ciegas, sin embargo si alguien te cuenta su experiencia, ya tienes un dato, sabes lo que cuesta, donde comprarla, luego tu decides. Lo mismo puedeo decir de recomendaciones de libros, series, películas, pintauñas o moldes de bizcochos. También adoro encontrar gente interesante, poder ver por un agujerito como se vive en otros paises, que tienes el mismo abrigo que una finlandesa, me encantan los blogs, y su gran variedad, cada uno puede elegir lo que le interesa o no.
ResponderEliminarB*
Totalmente de acuerdo, eso es lo positivo de los blogs, la parte que me gusta y por la que sigo con el mío. Yo también he topado con productos estupendos que ni sabía que existían (los famosos pintalabios de Nyx, por ejemplo, jajaja...) y he comprado libros y visto pelis porque me fiaba del buen criterio del blogger que lo recomendaba. Ni que decir tiene que he aprendido muchísimas recetas gracias a los blogs, es que ya casi ni miro los libros de cocina. Como dices, la clave está en que la variedad nos sirva para elegir con mayor libertad, y no con menos.
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