Nada más leer la cena supe que leería la siguiente novela de Herman Koch. He tardado un poquito pero al fin he sacado unos días para leerla.
No sé muy bien explicar por qué, pero no está a la altura de la anterior. La Cena es de ésas novelas casi redondas, en las que todo encaja bien, en las que el ritmo, el estilo, la mezcla de descripción y diálogo, la temática y las reflexiones entre líneas del autor que incitan a su vez a reflexionar al lector bailan acompasadamente. Uno disfruta de la lectura, se indigna, piensa, se sorprende...todo al mismo tiempo y sin darse cuenta. En casa de verano con piscina no es exactamente así.
La he leído con gusto, me ha hecho dar más vueltas a esas cosas que me rondan siempre la cabeza... el destino evolutivo de la especie, el del individuo, el lugar de la mujer, las diferencias entre sexos, la violencia, el papel de la cultura...
Quizá sea eso, que me ha hecho pensar en demasiadas cosas al mismo tiempo. Tal vez peca de ambiciosa, e intenta abarcar demasiado, comprender demasiado, penetrar en demasiadas cavernas del ser humano en un sólo paseo.
El final me resultó un poco facilón e inverosímil. Supongo que cuando hay demasiadas cosas que resolver y el recurso al plumazo es muy socorrido.
De todos modos me parece muy recomendable. Algunos personajes como el actor, el propietario de la casa de verano con piscina, e incluso el personaje principal, el médico, están soberbiamente retratados.
Para mí ha sido una lectura vacacional muy interesante, pero quizá para algunos sea un poco amarga para una hamaca al borde de la piscina.
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