jueves, 23 de julio de 2015

MI BICHO PALO PALIIIITO PALO ES

     Cuando entré por la mañana en la cocina me pareció que había unas bolitas verdes raras sobre la encimera de la columna del horno y el micro. Como desde mi vuelta de la France tengo pequeñas invasiones de minihormigas, ando muy al loro si no dejo algo limpio, así que quité la lata del café y otras cosas que tengo junto a una planta pero no vi nada raro. 
     Ya pasado el medio día, cuando me disponía a meterme en los fogones, abro la puerta de la cocina y... ¡¡¡zaaaaaaaasss!!! en toda la cara... 
    ¡¡¡Oooooh my Good!! ¡¡Ooooh my Good!! ¡¡Oooouuuuu myyy Gooooood!!
     Ahí estaba, largo como un palulú, moviendo sus antenas y con unas cositas rojas en las patas delanteras. Sé que más de uno me llamará estúpida, y pensará que menuda cosa, que haberlo cogido con un tarro o algo y haberlo echado fuera. Pero yo no sabía qué hacer... sólo había visto alguno por el jardín de la entrada y ahí no son ni molestos ni grimosos, son súper guays... ¡¡hay un bicho palo en la entrada!! jaja qué gracia... porque no está en tu cocina, donde tienes que ponerte a hacer unos canelones ni comiéndose tu planta... 
     Al principio me estuve un buen rato sin saber qué hacer.., no sabía si se movería (que claro que se movió y bien rápido) ni incluso si podría volar o saltar (aunque yo no le veía alas, pero con los insectos nunca se sabe, a veces despliegan cosas raras). Le saqué unas cuantas fotos para inmortalizar el momento y luego, con mucha menos templanza de la que sería digna de un adulto de mi edad (ejem...) bajé la planta al suelo y la fui empujando poco a poco con un pie hasta llevarla al balcón de la cocina. Una vez fuera cerré todo bien y me puse a los fogones. 
     Pero la cosa es que el individuo o la individua palo, jajajaja, se estaba jamando mi planta y tenía que echarlo de allí y volver a meterla en la cocina. Me costó lo suyo porque se agarraba y se movía rápido, y yo no quería que volviera a entrar en mi cocina así que lo dejé ahí agarrado a la barandilla, hasta que llegó el refuerzo marital y lo lanzó de nuevo al jardín del que nuuuuunca debiera haber salido. 
     Así que lo más increíble de todo, que me dejó ya totalmente FLABBERGASTED, fue cuando pasada la media noche me acerco a abrir el balcón para que entrara corriente y templara unos pasteles que había estado horneando y me lo encuentro de nuevo allí, estiradito sobre mi barandilla... 
     Casi me da un mal...este tío se sabe el camino a mi cocina, en su minúsculo pseudocerebro incapaz de albergar aprendizaje hay algo... lo que sea... que lo trae de vuelta. Y lo siento, soy una amante de la naturaleza pero una ferviente opositora a las mascotas como concepto. Así que no, no iba a adoptarlo y darle hojitas de zarzamora en un terrario, pero tampoco me lo quería cargar... con que lo mandamos de vuelta al jardín, creo que esta vez al de los vecinos. Pero como lo vuelva a ver acercándose a mi balcón... de verdad del universoooooooo... ¡¡voy a tener que pedir una orden de alejamiento!!
     Lo siento, de verdad, pero es que a mí se me parece a una mantis religiosa y me da muuucha grima. 

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