sábado, 9 de abril de 2011

¿POR QUÉ ME GUSTA (TANTO) COMPRAR..?

     Pues a ciencia cierta no lo sé, pero tengo una ligera idea…
     Me encanta comprar, uno de los planes ideales para un día cualquiera (que no sea viernes ni sábado), es pasármelo de compras enterito, o casi… Sobre todo si hay compañía y parada de pintxeo-picoteo, hace bueno y estoy al aire libre. No me gustan nada los centros comerciales, me agobia estar encerrada y me horroriza la luz artificial de la mayoría de ellos. Me crispa sobremanera tener que caminar medio kilómetro para ir de una entrada-salida a otra y me satura estar rodeada de hileras de tiendas a ambos lados, sin un respiro para la vista y el resto de los sentidos. Me gusta el “shopping” de calle, de ciudad, o al menos en abierto. Me gusta ver actividad a mi alrededor, me gusta salir de una tienda y ver gente bajando y subiendo a un autobús, entrando a un bar, esperando en una farola, comprando el periódico o picoteando una baguette camino a casa. En los centros comerciales sólo ves rostros compradores, piernas compradoras, brazos compradores, ánimos compradores…  Ni que decir tiene, que me aterrorizan las familias que consideran una buena opción de ocio, pasarse la tarde del sábado arrastrando a los niños por los pasillos de los centros comerciales. Esto es como encender la tele una noche de sábado e ir pasando de un programa de detritus social (lo que llaman “rosa”) a otro: perfecto para irte a la cama con una desazón que te hace cuestionar al mundo y a tu especie…
     Pero centros comerciales aparte, sí, me gusta comprar, sobre todo ropa, zapatos y bolsos, pero también libros, menaje, cacharros de cocina, ropa de casa y muebles. Lo de los rastrillos y el vintage lo dejo para otra entrada (aunque da para muuuuuuucho más de una…)…igual que la compra mercadil de pescadería, pollería y monedero sobaquero…¡¡absolutamente genial!!
     Me encanta entrar en las tiendas y ver los colores, las combinaciones, las texturas, pasar las manos sobre las perchas e ir tocando los tejidos y observando los acabados y los cortes. Me gusta coger un buen montón de prendas para probarme, aunque luego no compre ninguna, sólo por ver cómo quedan, cómo sientan y cómo se sienten sobre la piel y encima de uno.  Me gusta caminar sobre zapatos que nunca estarán en mi armario y colgarme bolsos demasiado buenos, demasiado caros y demasiado bonitos para encajar entre mis prendas. Hay gente que sufre con esto, yo no.
     Por supuesto que el mejor colofón para todo ello, es tener la tarjeta bien boyante y poder llevarte a casa buena parte de lo que te guste, ni todo, ni nada, digamos que un término medio que no te deje frustrado pero tampoco colmado, siempre hay que dejar algo para la próxima vez, e incluso para material de sueños, que seguramente son más importantes que lo que de verdad va en las bolsas. 

1 comentario:

  1. Realmente magnífico. Estoy harta de leer remedios para las compradoras impulsivas y de que nadie se atreva a gritar: "Me gustan las compras". Yo adoro y comparto todo lo que me compro y me parece genial cuando dices que hay que dejar algo para la próxima vez y para los sueños...excelente comentario. Añadiría tambien que "Hay que saber comprar", no todo el mundo tiene la valentía que hay que tener para entrar en una tienda y pedir lo que quieres con educación y elegancia...

    ResponderEliminar