miércoles, 25 de julio de 2012

PANEM ET SALCHICHENSES

     Una de las cosas que más me gusta de Alemania es, sin duda, el pan, y eso que vivo en baguetteland, donde la conjunción perfecta de miga aireada, corteza crujiente y sabor a ¡¡pan!! se hace realidad en cualquier sitio que se llame boulangerie. No como en España, donde "cualquier sitio" se llama panadería, aunque prácticamente ninguno pueda presumir de serlo. Que la barra de pan en España se ha convertido en una auténtica bazofia, no es ninguna información nueva. En el 90% de los casos se trata de masa congelada y, encima, mal horneada, de miga inconsistente, insípida... un asco vamos, y eso que el precio de la barra, lejos de abaratarse, ha subido proporcionalmente a su escandalosa bajada de calidad. 
     Tristemente, aquí también me han dado pan congelado con alguna salchicha... En casi todos los puestos callejeros me han plantado un panecillo blanco, Semmel,  más malo que el demonio:


     Lo cual es una auténtica pena... teniendo la tradición panadera que tienen, con multitud de variedades de cereal, harinas, hogazas, barras, panecillos... 

Uno de mis favoritos es el de espelta, de miga densa y sabor fuerte, muy digestivo además. 
    La bollería y repostería no es tan buena, para mi gusto, como la francesa, pero me chifla todo lo que lleve semillas de amapola, Mohn, especialmente el Monhkuchen, que es un pastel de masa densa, y el Mohnschnecke, que es un rollito que parece una ensaimada (el de abajo en el centro). 

Una cosa que me choca mucho es que los precios en la charcutería y la carnicería estén siempre referidos a 100 gramos, en lugar de a un kilo. Desde luego la cuenta es sencilla, pero me hace pensar si, con todo lo que comen, van comprando de cien gramos en cien gramos... 


     Hablando del tema del pan, me he acordado de un artículo del Comidista que fue en su día muy polémico, donde se decía de España que era un país con un pan de calidad media infame, y de Bilbao que era una ciudad devastada por el mal pan. Por supuesto...no puedo estar más de acuerdo, y he de añadir que, lamentablemente, parece que esta peste panadera se extiende cada día más, allende nuestras fronteras. Cuando estuve en este país hace unos cinco años, no recuerdo haber comido mal pan en ningún momento, ahora tengo que ir con la bici a las panaderías de verdad, porque en la del súper (la de las fotos) es casi todo industrial (sobre todo la repostería). Otro día pongo fotos de la panadería buena (lo que pasa es que es pequeña y me da corte hacer fotos cuando voy). 

FELIZ MIÉRCOLES

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