jueves, 25 de abril de 2013

LAS SILLAS DE LA DISCORDIA (PARTE I)

     Pasar de 39 metros cuadrados al doble de superficie, es un desahogo al que me va a costar acostumbrarme... Desde luego, a lo bueno se acostumbra uno rápido... pero metida desde mis tiernos veinte añitos en latitas de sardinas adornadas con diferentes lazos (mismo perro, distinto collar), eso de tener espacio, luz, huecos, y poder acumular más de una vajilla, seis vasos y un par de sillas... no sé, creo que se me va a hacer muy raro al principio.
     Si a este milagroso aumento de espacio le sumamos la consecuente disminución de presupuesto (porque no me ha tocado la loto ni nada de eso...) y mi amor al viejunismo... pues lo que obtenemos es, básicamente, que estoy desatada recorriendo rastrillos los fines de semana, en busca de piezas que eviten que haya eco entre las paredes
     No me voy a enrollar ahora con el tema de los mercadillos, pero sépase que me encantan, y que en USA y Alemania, lo pasé muy mal porque no podía traerme todos los chollos que veían mis ojos...
     Total, que dado el escaso presupuesto, tenía en mente hacerme con unas sillas viejas, de ésas típicas que había antes en las cafeterías. Limpiarlas, lijarlas, y pintarlas de blanco o del color que me apeteciera.
Ésta era la silla típica en  la que pensaba. 
     De hecho, mi idea era combinar varias sillas diferentes, según las fuera encontrando, cada una de su padre y de su madre, alrededor de la misma mesa. Algo así...
      O así...

     Pero hete aquí que el pasado domingo seis de éstas se cruzan en mi camino... 
     Al principio dudé... porque a pesar de gustarme, estaban bastante viejas y apolilladas, aunque la rejilla, que es lo más costoso de reparar, tenía buen aspecto. 
     También pensé que me pedirían más por ellas, pero después de regatear un poco con el dueño, que no debía de saber muy bien lo que vendía, e ignorante de mí... que tampoco sabía lo que compraba... me llevé las seis por un precio de risa. Estuve a punto de coger sólo dos o cuatro, pero el señor quería deshacerse de ellas y me hacía mejor precio por todo el lote. 
     Y en esto que llego a casa y, buscando un poco por internet a ver si encontraba consejos para restaurarlas y tal... me topo con que he comprado esto: 
     Unas sillas que podrían tener alrededor de un siglo de vida... o más... (incroyable!!) y que más que un detalle vintage para un salón de reducido presupuesto, son una antigüedad que merecen conservarse como tal... Me entró hasta agobio... porque yo sólo quería unas sillas viejas baratas para tunear a mi gusto y ahora me siento como responsable de mantenerlas y restaurarlas debidamente. 
     Estoy consultando a todo el que pillo, a ver si alguien me ayuda a datarlas bien, porque no encuentro este modelo, ni su año de fabricación, por ninguno de los catálogos THONET e imágenes varias que he rastreado por la red. 
    Ahora me planteo si encargarme yo de restaurarlas o dejarlas a un profesional, si quedármelas todas y sufrir cada vez que alguien se siente en ellas (ahhhhhhhhhhjajajajajajjajajjajaja), si quedarme alguna como recuerdo o si deshacerme directamente de todas... 

¿¿ALGUNA SUGERENCIA??
¿¿ALGUNA PISTA SOBRE SU ORIGEN??
¿¿ALGUNA AYUDA PARA SU RESTAURACIÓN??

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