viernes, 21 de septiembre de 2012

SOLEDAD

     Con los años me voy acostumbrando a ella, a la soledad física, a la ausencia de personas a mi alrededor, a la falta de conversación, de palabras en el aire, a la quietud y al ritmo de mis propios pensamientos. A la soledad interior sigo sin acostumbrarme del todo, a pesar de tenerla ya más que asumida. 
     Yo crecí en el seno de una familia numerosa, todos mis compañeros del colegio jugaban conmigo y se acercaban a mí con normalidad, y mis padres tenían bastantes relaciones que me reportaban más amigos y tiempo de compañía. Cuando no estaba con alguna de mis hermanas, estaba con algún compañero del cole o algún amigo del entorno familiar. No recuerdo haber desayunado, comido o cenado nunca sola, tampoco recuerdo pasar ratos sola en un cuarto, puesto que siempre lo compartí, hacer sola los deberes, ver sola la televisión o incluso bajar sola a por el pan o a tirar la basura. Creo que la intimidad en el sentido físico es algo que no ha existido en mi vida hasta casi los veinte años. De hecho, mi primer recuerdo de soledad es en la biblioteca de la Facultad, a esas horas que los estudiantes no trabajadores no solían frecuentar, aunque la mayoría de las veces también a estudiar iba acompañada por alguien. 
     Mi vida ahora es exactamente lo opuesto a aquéllo. Hay días que sólo cruzo cinco palabras con la cajera del súper... bonjour... oui... merci... bonne soirée... y lo excepcional es tener compañía, sentir movimiento, personas a mi alrededor, en la misma estancia. Pero no lo digo como una queja o un lamento, de hecho, muchas veces soy yo misma quien busca esa soledad, esa ausencia de estímulos ajenos que me lleva a volcarme en mis propios pensamientos, a darle a las teclas, a los fogones... y a urdir...tramar... rumiar... 
     Hay veces en que eso es demasiado, en que me hastío de mi propia compañía, de la lectura, de la escritura, de la cocina, de la red, de los paseos...
     Pero esta semana todavía estoy muy lejos de ese hastío, porque llevo aún poquitos días sola, así es que espero disfrutar de un fin de semana sosegado con atardeceres como el de ayer: 

 Y con mis mega madalenotas de calabaza para variar un poco mis desayunos solitarios de estos días. 
¡¡¡FELIZ VIERNES!!!

3 comentarios:

  1. Es algo que pocas veces he sentido. Estar sola físicamente me resulta muy duro. Pero a veces me hace falta y no puedo, y eso también es complicado.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Supongo que son etapas en la vida. Yo también busco cada vez más el estar sólo, aunque bien distinto es buscarlo que sufrirlo.
    Como dice el refrán "más vale sólo que...."
    Tus sobrinos A y P estarían encantados de compartir cada momento contigo, los demás también, pero ya me entiendes.
    Besos

    ResponderEliminar