sábado, 13 de octubre de 2012

¿Y QUÉ HACÍA LA GENTE ANTES..?

     Me he quedado bastante sorprendida al leer en una revista  algunos de los "cambios" que los lectores han introducido últimamente en su vida... con motivo de la crisis, nueva situación económica, o llamémoslo X... 
     Dice una lectora que ahora aprovecha las sobras y hace recetas que le cunden... que utiliza la cabeza y la espina del pescado, el esqueleto del pollo, o el jamón york que se queda un poco reseco para hacer una tortilla. Comenta también que ahora reutiliza el aceite usado que está limpio, y compra más cantidad de lo que está de oferta. Y digo yo... si esto es algo novedoso... ¿qué hacía la gente antes? ¿tirar a la basura la carcasa del pollo y luego comprar caldo industrial en tetra brik? ¿mandar a la basura medio litro de aceite de la fritura de las patatas para tortilla con el sabor tan rico que da luego al tomate frito? 
     A mí estas afirmaciones me dejan helada, me imagino a la gente tirando los restos de un pollo asado a la basura en lugar de preparar unas croquetas... y luego comprando unas congeladas, que además vienen  metidas en doscientos envases que ocupan más en la basura de lo que ocupan las croquetas en nuestro estómago, y que seguirán aquí, contaminando el planeta, mucho tiempo después... 
    A ver... que no tengo nada (bueno...no mucho) en contra de las croquetas congeladas. Las hay que dan el pego y, sobre todo, gente que no tiene tiempo de hacerlas o que no sabe cómo. Pero eso también me hace pensar en el tipo de sociedad que hemos creado y que permitimos que siga adelante: una sociedad en la que la mayoría de nuestro tiempo se nos escapa trabajando para ganar un dinero que luego va a la basura, una sociedad en la que el aceite que usamos para freír unas patatas va por el fregadero, a contaminar las aguas cuya depuración pagamos cada mes en la factura del agua y los impuestos municipales. Es como un círculo vicioso y absurdo del que, sin embargo, nos resistimos a salir, quizá porque las fuerzas centrípetas y centrífugas nos tienen el cerebro medio atolondrado o, simplemente, porque no hay fuerza mayor, que la fuerza de la costumbre... 
     Yo el otro día compré un pollo entero porque estaba de oferta, salía realmente bien el precio al kilo, y aunque asarlo para mí sola no tiene mucho sentido, se me ocurrieron mil cosas para aprovechar hasta el último trozo. 
     Las pechugas, que no me apasionan porque son un poco secas, las piqué para preparar el relleno de unas empanadillas al horno que otro día os enseño: 
 Como no están fritas, la masa queda muy fina, pero también están muy buenas. 
     Los muslos y uno de los contramuslos, que son mi parte favorita, los visteis ayer en la findereceta de tajin de pollo con almendras y aceitunas
Y con el resto del pollo, es decir, con las alitas, la carcasa y el contramuslo restante, hice un caldo estupendo: 
Que me iré tomando estos días calentito... mmmmmm...
Pero no se me ocurriría quedarme sólo con el caldo y tirar el pollo y las verduras a la basura... 
Sino que una vez frío, voy separando y desmenuzando poco a poco la carne y la verdura que ha quedado entera:
Y tengo una deliciosa crema de pollo de primero, que llena un montón y está requetebuena:
     Aún habría tenido para más, pero el monstruo de las croquetas está fuera..., así que en su lugar he preparado una buena cantidad de crema para ir tomando durante la semana (ya pondré la receta pero aguanta bien un par de días en la nevera y muchísimo más en el congelador). 
     En fin... para mí esto es algo normal, lo he hecho toda la vida y lo he visto hacer siempre a mi alrededor, no me parece cutre y, ni muchísimo menos, ruin, simplemente me parece inteligente, porque tirar dinero a la basura no es sólo eso (si fuera eso tampoco importaría demasiado): tirar dinero significa tirar tiempo, nuestro tiempo, nuestra vida... porque en última instancia, o más bien en primera, es lo único que realmente somos... tiempo. Quizá haya quien prefiera emplear el suyo en hacer horas extras en el trabajo... quizá haya quien sea rico y le dé igual... supongo que es cosa de cada cual... pero yo prefiero emplearlo en dar un poco de dignidad a mis platos, y un mucho al que ha muerto para llenarlos. 

¡¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!!

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho lo que dices, como siempre. En mi casa no se tira comida. En casa de mi madre nunca se ha hecho y yo jamás tiro nada salvo alguna vez en verano que me dejo algo fuera de la nevera y corre el peligro de estar estropeado. Yo hago cocido en invierno muchos sábados y comemos los garbanzos con la carne, el chorizo con berza ese día, al día siguiente hago sopa y croquetas con la carne que sobra. Si sobran garbanzos, los hago en una crema para astro día de la semana, que me viene muy bien porque tengo que dejar la comida hecha por la noche.

    No tiramos nada. No sé, yo creo que con la crisis dejamos de comprar algunos productos más caros que antes nos permitíamos de vez en cuando y ahora no podemos. Esta Navidad no compraré lechazo, porque un lechazo son ochenta o noventa euros y comeremos un pollo o un pavo de los que mi padre tiene en casa. Jeje.

    Es verdad que malgastando nuestro dinero malgastamos también nuestro tiempo. Y eso es terrible.

    Besos.

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  2. No es cutre, como tú bien dices: es inteligente. Parece que el consumismo nos ha vuelto locos y derrochamos y derrochamos hasta que la crisis ha puesto a cada uno en su lugar y , como el dinero escasea, ya se aprovechan las sobras. En otros países han sido más radicales y se prohibe el depósito de restos de alimentos- como en Corea del Sur-
    Tú pones un ejemplo fantástico y de lo más cotidiano

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  3. ¡Gracias!
    Es que lo que haces a mí me parece lo normal, el cocido siempre ha dado para un plato de garbanzos con berza y chorizo, para una sopa riquísima (que a mí es lo que más me gusta)y para la "ropa vieja",que es como se dice en Madrid a la carne que queda, desmenuzada y guisada con tomate (esto también está de lujo). Todas estas cosas se le olvidaron un poco a la gente en los tiempos que llaman de "bonanza", pero es que yo creo que la bonanza se encuentra en otra parte...

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  4. Completamente de acuerdo contigo. La comida no se tira, no podemos tirar nada, por una cuestión económica, práctica, ecológica y solidaria.

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