lunes, 28 de marzo de 2011

LO RARO ES VIVIR

     Y tanto...si ya lo hemos dicho muchas veces...la vida es rara...qué se la va hacer...Pero bueno, mi intención no es ponerme metafísica sino hablar de un libro. Iba a escribir mi opinión y tal, pero la verdad es que no me parece de mucho valor, hay miles de reseñas por la red y la mía no iba a ser diferente, con que encuentro mucho más provechoso poner algunos fragmentos que me gustaron y así, a lo mejor, a alguien le entran ganas de seguir (eso lo hacían en el metro de Madrid y la verdad es que yo picaba...jajajaj)
     El libro me llegó, como casi todos, por pura casualidad, es decir, "rastrilleando". Había topado con "Entre visillos" (que si eso lo pongo otro día), hace ya unos meses. No había leído nada de Martín Gaite, y la verdad es que me gustó bastante, creo que me ayudó a comprender un poquito a una generación "lejana" para mí, pero que hoy tengo muy cerca. Como novela creo que es mejor que la de hoy, pero eso ya es harina de otro costal...

“      -A veces pienso –reflexioné en voz alta- que se miente por incapacidad de pedir a gritos que los demás te acepten como eres. Cuando te resistes a confesar el desamparo de tu vida, ya te estás disfrazando de otra cosa, le coges el tranquillo al invento y de ahí en adelante es el puro extravío, no paras de dar tumbos con la careta puesta, alejándote del camino que podría llevarte a saber quién eres.
(…)
Y mirando los ojos azules de Magda, tan expectantes y solidarios por detrás de las gafas, la estatua del diablo se desmoronaba como un delirio de arena, lo mismo que aquel empeño de enfatizar lo complicado, lo oscuro y corrosivo (…) ¡cuánta literatura sobre las tinieblas!, y en general, qué mala, pura pacotilla (…) Pero la luz la damos por normal, la dejamos resbalar sin prestarle los cuidados que merece, que ruede, que se la trague el sumidero de los desperdicios.
(...)
Era noviembre, acabábamos de tener tres días de vacación por el puente de Todos los Santos y Rosario Tena dijo que el fresco que nos iba a proyectar a continuación le parecía muy adecuado para conmemorar a los fieles difuntos.
-Porque vivimos en los suburbios de la muerte –dijo-, y sólo habiendo percibido eso alguna vez se pueden entender obras como la de Orcagna.
(…)
-A mí no me extraña, es que todo es muy raro, en cuanto te fijas un poco. Lo raro es vivir. Que estemos aquí sentados, que hablemos y se nos oiga, poner una frase detrás de otra si mirar ningún libro, que no nos duela nada, que lo que bebemos entre por el camino que es y sepa cuándo tiene que torcer, que nos alimente el aire y a otros ya no, que según el antojo de las vísceras nos den ganas de hacer una cosa o la contraria y que de esas ganas dependa a lo mejor el destino, es mucho a la vez, tú, no se abarca, y lo más raro es que lo encontramos normal.”

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